10/9/09

La cloaca que no vemos

10.09.09, Jorge Moch, en REBELIÓN (ES). Pasa que la televisión es cómplice de abusos que enfurecen a cualquiera. Pasa que el mayor de sus pecados sería el de omisión porque desinforma, tuerce, aprovecha el fanatismo religioso, que es a su vez fuente y fruto del indolente colectivo y la ignorancia de muchísimos mexicanos, para apuntalar un andamiaje social cruzado de ambivalencias indignas, discursos donde brincan alegres las palabras progreso, civilidad o valores morales (cristianos, se entiende, que se estrechan en una preceptiva tradicionalmente agostada por su característica intolerancia) y una sobrante sarta de paparruchas. Pero suele callar hechos y nombres de quienes cometen injusticias o se benefician de ellas cuando pertenecen al clero. Gran número de infamias se amontonan en el olvido porque los dueños de las televisoras mexicanas son incondicionales al clero. El clero tiene más fuero que los militares. Ambos abusan y la tele calla. Cuando no callan, los teleperiodistas son expulsados del medio, silenciados, viene la mordaza. Alguien niega ampulosamente lo que pasa y termina por no pasar nada.

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