23/10/09

Por los caminos de Newman y Blair

21.10.09, EL PAÍS (ES). Pese a lo que sostienen todavía los cronistas de la bragueta y buena parte del bando católico, el cisma de Enrique VIII no fue una cuestión de divorcio -para casarse con Ana Bolena-, ni un movimiento popular, como en la Alemania protestante. Excepto en la doctrina, los reyes de Inglaterra eran los jefes efectivos de la Iglesia mucho antes de que se afirmara esa posición con un estatuto parlamentario. El principio fue definido más tarde como cuius regio, eius religio (la religión de rey es la religión del reino), no para retornar al tribalismo, sino para poner orden en los desastres de las guerras de religión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario