26/7/09

El fusilamiento de Ferrer i Guardia, 'un crimen judicial'

26.07.09, Pilar Ortega, en EL MUNDO (ES). Fue un ajuste de cuentas y un crimen judicial. Ésta es la tesis que sostiene el abogado y periodista Francisco Bergasa en su libro '¿Quién mató a Ferrer i Guardia?' (Aguilar), donde defiende que el fusilamiento del fundador de la Escuela Moderna se ejecutó, no por su participación en los sucesos de la Semana Trágica, sino por su ideología subversiva. "El Gobierno, los tribunales militares, la Iglesia, el catalanismo, el republicanismo de Lerroux, la prensa integrista y hasta la misma Corona tenían cuentas pendientes con él. Lo presentaron como el máximo responsable de unos sucesos en los que apenas tuvo intervención alguna", afirma Bergasa. La Escuela Moderna supuso una ruptura contra el dogmatismo inculcado en aquél tiempo por la enseñanza religiosa, y la falta de medios de que adolecía la educación del Estado. E introdujo postulados tan innovadores como la coeducación de clases y sexos, la laicidad, el racionalismo, la praxis experimental, el respeto a la personalidad del alumno, la ausencia de premios y castigos, el reconocimiento de la igualdad de género, la educación sexual, la higiene escolar, y el combate a cuantas creencias pudieran contribuir a perpetuar en los escolares la alienación o el oscurantismo. Para buena parte de la opinión nacional, Ferrer era un conspirador empeñado en fracturar el Estado, próximo a la subcultura de la dinamita, e ideólogo de un proyecto educativo sectario, ajeno a la idea de Dios, y dirigido a formar futuros revolucionarios

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