31/7/09

Las raíces de ETA

31.07.09, Antonio Elorza, en EL PAÍS (ES). A mediados del siglo XIX, Engels incluía a los vascos entre las ruinas de pueblos cuyo único papel histórico antes de desaparecer consistía en sostener causas reaccionarias. En este caso, al carlismo. Fue la industrialización de Vizcaya lo que hizo posible que resurgiera, y se planteara en términos modernos, pero cargados de arcaísmo, la perspectiva de una nación vasca. El contexto fue determinante para activar recursos tales como el fuerismo (convertido en "leyes viejas", expresión de una imaginaria independencia), el racismo (contra los mochas o belarrimochas, luego contra los belchas, "negros", liberales, por fin contra los inmigrantes maketos) y el integrismo religioso, asociado al carlismo. Especie invadida, la vasca; especie invasora, la española, agente de opresión política y de degeneración moral y religiosa. El resultado sólo podía ser una religión política del odio. Religión política porque desde Sabino Arana a los dirigentes etarras de hoy, la lucha armada por la patria, el terrorismo, es presentada como un deber de naturaleza religiosa que el individuo ha de asumir. La referencia a san Ignacio en las fechas de fundación del PNV y de ETA no es casual: el santo guipuzcoano propone una organización disciplinada, de "gudaris de Jesús" para luchar contra "el enemigo", en este caso no los protestantes sino España, hasta destrozarles. El enfrentamiento de lo puro y lo impuro resulta capital.

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