23/8/09

Escándalo político-cultural en Egipto

23.08.09, Esther Shabot, en EXCELSIOR (MX). La atmósfera en la que acaban de celebrarse las elecciones en Afganistán es elocuente de un fenómeno que prevalece en la casi totalidad del mundo musulmán, a saber, la centralidad política y social conferida a la fe religiosa, y por ende, la posibilidad de que los presuntos abanderados de la palabra de Dios sean, en mayor o menor medida según el caso, quienes moldeen el carácter general del Estado. Egipto muestra en estos días cómo a pesar de ser uno de los Estados árabes con más amplios contactos con Occidente en una infinidad de áreas, sigue atrapado en los dilemas derivados de un alto protagonismo de las corrientes religiosas en la política y la cultura en general, de tal suerte que, como ocurre en la mayoría de las naciones musulmanas, el secularismo es comúnmente equiparado con la blasfemia, la cual a su vez es considerada pecado mortal. Esto viene a colación por la tormenta de declaraciones y amenazas que se han registrado en el País del Nilo a resultas del otorgamiento al intelectual Sayed al-Qimni, del premio del Estado al Mérito en Ciencias Sociales que emite anualmente el Ministerio de Cultura.

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