La nueva ley de religión es la ocasión para proclamar la laicidad pendiente del Estado y poner fin a la confesionalidad encubierta - Todas las iglesias lamentan el secretismo del Gobierno18.08.09, Juan G. Bedoya, en EL PAÍS (ES). ¿Por fin la culminación de la transición religiosa? ¿Una vía hacia el modelo laicista francés? ¿O es sólo un cambio para que todo siga igual? Las declaraciones del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, sobre la inminente reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa han disparado las especulaciones. Algunos temen que se desate una nueva guerra de los crucifijos, e incluso que peligre la paz religiosa. Otros dicen que ya es hora para esa reforma. Y muchos recelan. Han colmado sus decepciones en los últimos años y creen que el Gobierno carece de coraje para llegar al fondo en la proclamada aconfesionalidad constitucional del Estado español.

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